Barrio del Poblenou
Un antiguo barrio industrial convertido en escaparate de la innovación
El llamado Manchester catalán ha dado paso a un barrio abierto, tranquilo y que vive de cara al mar, donde se respira innovación y creatividad. El barrio del Poblenou, el núcleo industrial más importante durante el siglo XIX, se transformó completamente con la llegada de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 y hoy en día vive otra revolución, de carácter artístico.
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¿Por qué visitar el barrio del Poblenou?
El barrio del Poblenou tiene sus orígenes en el núcleo habitado de Sant Martí de Provençals y en una zona de humedales, con lagunas rodeadas de juncos que han dado nombre a calles como la de la Llacuna o la del Joncar. La abundancia de agua, las grandes extensiones y el bajo precio del suelo favorecieron que, durante el siglo XVII y XVIII, se instalaran en la zona prados de indianas, donde se hervían, blanqueaban y secaban los tejidos. A mediados del siglo XIX proliferaron los vapores, transformados posteriormente en industrias con electricidad. A finales del siglo XIX, Poblenou era el territorio con mayor concentración industrial, hasta el punto de que se conocía como el Manchester catalán.
El barrio, que se extiende desde el extremo derecho de la Diagonal hasta el mar, se fue consolidando durante el siglo XX como zona obrera e industrial, pero también residencial, con un importante aumento demográfico. A partir de los años sesenta del mismo siglo se produjo un intenso proceso de desindustrialización que conllevó el abandono de varias fábricas y la consiguiente liberación de grandes solares que se recuperaron para distintos usos, como lofts, estudios, talleres, almacenes o sedes de distintas entidades, que convivían con viviendas construidas durante los siglos XIX y XX, y que se articulaban en torno al núcleo central del barrio, la Rambla del Poblenou.
Con los Juegos Olímpicos de 1992 se inició la gran transformación del barrio. Donde antes se extendían las vías del tren, se levantaron la Villa Olímpica y el Port Olímpic, y se regeneró el frente marítimo. Posteriormente, a principios del siglo XXI, el Ayuntamiento de Barcelona puso en marcha el proyecto 22@, un ambicioso plan de transformación urbanística con el objetivo de convertir doscientas hectáreas de suelo industrial en un distrito innovador que concentrara estratégicamente actividades de la sociedad del conocimiento.
Así, durante los primeros años del siglo XXI, el barrio se remodeló con la construcción de edificios modernos, como la Torre Glòries o el Museo del Diseño de Barcelona y la rehabilitación de otros para darles nuevos usos, como es el caso de la fábrica que acoge el núcleo artístico de Palo Alto. De hecho, en los últimos años, el barrio ha evolucionado hacia su vertiente creativa, con la aparición de talleres, galerías alternativas, productoras audiovisuales, salas de conciertos, estudios de arquitectura, compañías de danza, agencias de publicidad, tiendas de muebles, "showrooms", asociaciones artísticas, hoteles de diseño, empresas emergentes, escuelas creativas, etc., y se ha configurado como el nuevo distrito de las artes y de la cultura alternativa de Barcelona.
En la actualidad, el Poblenou ofrece la posibilidad de disfrutar de playas, museos, restaurantes, de pasear por su rambla, de contemplar el espléndido aspecto que ofrecen algunas fábricas restauradas e incluso de disfrutar del arte funerario en su cementerio, el más antiguo de Barcelona, donde están enterrados barceloneses ilustres.
¿Cómo llegar al barrio del Poblenou?
Desde la parada Glòries de la Ruta Roja del Barcelona Bus Turístic, puedes llegar al barrio si andas en dirección al este.
Para los más curiosos
- ¿Sabías que...? A finales de los ochenta y principios de los noventa, Poblenou fue la cuna del grafiti barcelonés y, todavía hoy, los edificios y las fábricas abandonadas son el lienzo perfecto para los artistas del aerosol.
- Consejo del barcelonés: Poblenou es un barrio para descubrir sin prisas. Al pasear por sus calles, encontrarás cafés que se sirven en una furgoneta, un centro de danza aérea, tiendas especializadas en diseño escandinavo de los años sesenta, talleres de artistas, bares de cerveza artesanal y restaurantes con mucha personalidad.
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