Palau del Marquès d’Alella – Jardín de la finca Muñoz Ramonet
El palacio y los jardines del fundador de un imperio algodonero
Un palacio novecentista de Enric Sagnier rodeado de unos jardines diseñados por Jean-Claude Nicolas Forestier fueron objeto de disputa durante quince años. El Palau del Marquès d’Alella, residencia del empresario Julio Muñoz Ramonet, es un conjunto arquitectónico que nos traslada al esplendor del primer cuarto del siglo XX.
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¿Por qué visitar el Palau del Marquès d’Alella y el jardín de la finca Muñoz Ramonet?
La finca de Can Fabra perteneció a Fernando Fabra i Puig, segundo marqués de Alella, que fue alcalde de Barcelona entre mayo de 1922 y septiembre de 1923. Entre 1912 y 1914, el arquitecto Enric Sagnier, autor del Templo Expiatorio del Sagrado Corazón, en el Tibidabo, y del edificio que acoge en la actualidad el Museo del Modernismo de Barcelona, entre otros, construyó la casa principal, un edificio novecentista de planta rectangular con cuatro pisos, dos torres y una logia de arcos de medio punto en la entrada. La fachada principal destaca por su decoración de volutas y ménsulas de piedra tallada, mientras que los remates de las torres son de inspiración plateresca.
El diseño del jardín, que se proyectó en 1916, se encargó al paisajista francés Jean-Claude Nicolas Forestier, introductor en España del llamado «jardín mediterráneo» y artífice en la Ciudad Condal de los jardines de Laribal y Miramar, en Montjuïc. El elemento principal del proyecto era un estanque rectangular con un surtidor de agua rodeado de rosales y pérgolas en forma de U. El jardín, de 4.123 m², tenía una estructura de terrazas con escaleras para acceder a sus distintos niveles.
Tras la Guerra Civil, en 1945, el empresario que controlaba los contingentes de importación del algodón, Julio Muñoz Ramonet, adquirió la finca junto con su hermano Álvaro y, entre 1956 y 1957, se encargó una remodelación del jardín al paisajista Joan Mirambell i Ferran, quien cambió la estructura y la orientación, desplazó la pérgola y sustituyó la platabanda de flores de la zona lateral de la torre por una piscina.
A su muerte, en 1991, Muñoz Ramonet legó la totalidad de su finca, formada por el edificio principal, los jardines, el inmueble anexo donde vivía su madre y la colección de arte del interior del palacio, que incluía muebles, joyas y pinturas de Goya y El Greco, al Ayuntamiento de Barcelona, pero el legado quedó paralizado por la impugnación de sus hijas, en un largo litigio que duró quince años. Finalmente, tras reconocerse judicialmente la propiedad municipal, el jardín se restauró y abrió al público en el 2016.
¿Cómo llegar al Palau del Marquès d’Alella?
Desde la parada Francesc Macià – Diagonal tanto de la ruta Azul como de la ruta Roja del Barcelona Bus Turístic, llegarás al palacio si tomas la calle de Muntaner en dirección montaña.
Para los más curiosos
- ¿Sabías que...? Muñoz Ramonet fue un hombre tan poderoso que se decía que «después de Dios, mandaba Muñoz». Murió en 1991 dejando la casa y toda su valiosísima colección de arte a la ciudad de Barcelona, pero sus hijas ocultaron el testamento. En 1994, el Ayuntamiento de Barcelona recibió una carta del pintor alemán Bernd Walter, quien, en venganza por no haber cobrado un préstamo del empresario, descubrió el fraude.
- Consejo del barcelonés: Si deseas verdadera tranquilidad y te encuentras por la zona, visita los jardines. Como fueron concebidos para un uso residencial, no son tan grandes como otros parques, lo que evita que se llenen de corredores, ciclistas o juegos de pelota.
- Imprescindible para: Comprobar cómo era la vida de la alta burguesía del siglo XX.